Para una recuperación global, China tendría que ahorrar menos y EE.UU., más

28.03.2009 00:31

 

LONDRES.- Cuando los líderes de las 20 mayores economías del mundo se reú­nan en Londres el 2 de abril tendrán una agenda agitada por delante, desde cómo prevenir una depresión global hasta sanear el sistema financiero. Los economistas, sin embargo, esperan que presten atención a lo que muchos consideran una de las principales causas de la crisis financiera: la inmensa disparidad en los niveles de ahorro de los países.

Recientemente, un grupo de prominentes economistas ?incluyendo el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, y su par británico, Mervyn King? ha indicado que, para desatar una crisis de proporciones globales hizo falta más que la avaricia de los bancos, el despilfarro de los consumidores estadounidenses y una regulación débil. Si bien todos estos factores jugaron un rol importante, la condiciones también fueron creadas por China y otros países asiáticos, que en la última década ahorraron en moneda extranjera miles de millones de dólares generados por sus exportaciones. Sus esfuerzos por invertir tales ahorros inundaron de efectivo a los mercados financieros occidentales, abaratando el costo del dinero en el momento exacto en que los consumidores en países como EE.UU. y Gran Bretaña acumulaban deuda a una tasa alarmante.

La lógica de los economistas es que las hipotecas de alto riesgo, o subprime, de EE.UU. que dispararon la crisis habrían sido sólo una de las múltiples maneras por las que los bancos sacaron ventaja de dichos "desequilibrios globales" para generar ganancias, uniendo a estos ahorradores y prestatarios.

"Los bancos siempre han sido avaros, la regulación no fue peor que en otras ocasiones y siempre han habido crisis. Lo que pasa es que esta crisis tuvo características especiales y una de las principales tiene que ver con los dese­quilibrios globales", dice Richard Portes, profesor de Economía de London Business School y presidente del Centre for Economic Policy Research, de Inglaterra.

A medida que se acerca la reunión del G-20, Portes y otros economistas están ofreciendo un menú de soluciones, que van desde otorgarle más facultades al Fondo Monetario Internacional para convertirlo en un depósito central de reservas en moneda extranjera, una idea parecida a la del economista británico John Manynard Keynes, que quería crear un banco central global en 1944, cuando se estableció el FMI en Bretton Woods, New Hampshire. Todas las alternativas tienen inconvenientes, pero si no se encuentra una forma de hacer que los asiáticos ahorren menos y los estadounidenses ahorren más, los economistas advierten que la economía mundial volverá a estar en apuros. "Pasar por alto los desequilibrios pese a todo lo demás que está pasando sería un grave error de parte del G-20", dice C. Fred Bergsten, director del Instituto Peterson de Economía Internacional, de Washington.

Pese al deterioro de la economía global, un indicador de los desequilibrios globales, el superávit de China en la cuenta corriente apenas se ha modificado. El FMI estima que el superávit, que refleja las exportaciones netas del país y el capital que envía al exterior, creció de US$ 372.000 millones en 2007 a US$ 399.000 millones. Si la situación no cambia, podría fomentar sentimientos proteccionistas a medida que políticos occidentales miran con recelo como sus enormes paquetes de estímulo impulsan las exportaciones de otros países.

La propensión al ahorro de los países asiáticos se remonta a la crisis que sufrieron a fines de los años 90. En ese entonces, muchos gastaban más de lo que ganaban y habían acumulado grandes deudas en moneda extranjera. Eso ahuyentó a los inversionistas foráneos, que huyeron en masa y provocaron devaluaciones de divisas y dolorosas recesiones. Después de la crisis, los países incentivaron sus exportaciones al mantener un tipo de cambio bajo frente al dólar, una estrategia que llevó sus reservas en moneda extranjera a niveles inusitados. Al invertir tales reservas en lugares como EE.UU. y Gran Bretaña, tensionaron a los mercados financieros. Los flujos netos de capital transfronterizo, por ejemplo, ascendieron a los US$ 1,9 billones (millones de millones) en 2008, cerca de 3% del Producto Interno Bruto global, según el FMI. La cifra es más que el doble del nivel de 1997, antes de la crisis asiática.

Portes, de London Business School, cree que la principal razón detrás del ímpetu de la acumulación de reservas por parte de China y otros países es el afán de protegerse contra una nueva crisis. Una solución, que es parte de una lista de propuestas para el G-20, es que varios países depositen sus reservas en moneda extranjera en el FMI y darle al Fondo las facultades para intervenir y proveer financiamiento de emergencia sin condiciones a los países que lo necesiten. A cambio, China y otros países emergentes tendrían una mayor participación en las decisiones del FMI.

 

Link: https://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1111253

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